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Fecha de envío: 1/7/2013
Para los años 30, Adorno, Horkheimer y Cassirer se vieron obligados a exiliarse de una Alemania nazi, que muy pronto degeneraría en la barbarie de la propaganda enajenante, de la masificación gregaria y de los escalofriantes campos de concentración. Al menos en lo esencial, los tres autores coinciden en su lectura de los hechos: lo que explicaba el terror totalitario era la (re)emergencia del mito, que se instalaba en el corazón mismo de la civilización Occidental para ejercer un dominio hegemónico. No obstante, en un segundo nivel de análisis, los autores presentan notorias diferencias, sobre todo, con respecto a cuáles fueron las causas profundas que engendraron la enfermedad totalitaria. Si Cassirer le endilga a la infeliz combinatoria de Lebensphilosophie, de una aguda crisis en la definición del hombre y del encumbramiento de la pulsión y el instinto, del héroe y de la raza, el origen concreto del terror nazi, Adorno y Horkheimer le reprochan a las propias Luces el haber vehiculizado y, peor aún, potenciado, los males del mito, a las cuales nunca habría superar. Si, para Cassirer, Hitler, con su énfasis en la sangre y raza, representa la antítesis misma del legado de la Ilustración, para los autores de Frankfurt, en cambio, el caudillo alemán, es la más fiel cristalización de una razón instrumental y de una vieja corriente subterránea, la de la voluntad de poder, que, en la era de la técnica, descarga su furia contra los hombres. En este trabajo, nos proponemos justamente explorar los puntos de encuentro y desencuentro que existen entre los autores. Para ello, lo hemos estructurado en tres partes. Mientras que en las dos primeras, veremos la visión de Cassirer, Adorno y Horkheimer con respecto a la Ilustración y al mito respectivamente, en la tercera, efectuaremos una comparación a los efectos de contrastar las diferentes posturas de los mismos.
Palabras claves: mito, Ilustración, totalitarismo
Abstract
By the 30s, Adorno, Horkheimer and Cassirer were obliged to go on exile from Nazi Germany, which, very soon, would degenerate into the barbarism of an alienating propaganda, the gregarious overcrowding and the disturbing concentration camps. At least in the essential, the three authors coincide in their account of these facts: what explained the totalitarian terror was the (re)emergence of myth, which installed itself at the very heart of Western Civilization to exert a hegemonic dominium. However, in a second level of analysis, the philosophers present notorious differences, especially, regarding the profound causes that prompted the totalitarian pathology. If Cassirer foists the unhappy combinatory of Lebensphilosophie, the crisis in the definition of man and the exaltation of impulses and instinct, of hero and race, the concrete origin of the Nazi terror, Adorno and Horkheimer blame the Enlightenment of having vehiculized and, even worse, potentiated the ills of myth, which it could never really overcome. While to Cassirer, Hitler, with his emphasis on race and blood, represents the antithesis of the Enlightenment’s legacy, to the Frankfurt’s authors, in exchange, the German leader, is the most faithful crystallization of the instrumental reason and of an old underground current, that of the will of power, which, in the technical era, discharges its fury against men. In this paper, we propose to explore the main points where the philosophers agree and disagree. In order to do that, we have structured it in three parts. In the first two, we will see Cassirer’s, Adorno’s and Horkheimer’s vision respectively with regard to the Enlightenment and myth. Finally, we will make a comparison to contrast the different stances of these authors.
Key words: myth, Enlightenment, totalitarianism
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